martes, 6 de octubre de 2009


Hoy en la tristeza de mis día, puedo asegurar que si no fuera por mi Dios, mi camino seria desierto, mi vida no tendría un sentido, porque lejos de el no soy nada.
Pensando en mi vida pasada y mirando a este presente agradezco a Dios por entrar en mi vida por cambiar cada detalle, por llenar de su luz cada rincon oscuro de mi alma.

Hoy pienso lo que seria mi aflicción si no sintiera que el esta ahí, comprendiendo, escuchando, pendiente de todo lo que me pasa, como seria atravesar el sufrimiento sin tener la seguridad de su intervención en mi vida.
Nada tendría sentido, nada valdría la pena, como solía ser antes de conocer de el, como era antes de aceptar que el me Amaba.

Hoy se que aunque en esta tierra no existiera persona que me compren diera, que me escuchara, que me amara, el esta, el me comprende, me escucha, me ama y me PERDONA.

Cosas fundamentales en la vida de alguien que no le encuentra sentido a su existir. Puedo asegurar que Hoy mi vida no tendría sentido si el no estuviese con migo.
Pruebas se avecinan, momentos de dolor, de angustia, de tristeza pero confió en su palabra que amatemente me dice. Salmos 91

El que vive bajo la sombra protectora del Altísimo y Todo poderoso, dice al Señor: “tú eres mi refugio, mi castillo, ¡mi Dios en quien confió!

Solo el puede librarte de trampas ocultas y pruebas mortales, pues te cubrirá con sus y bajo ellas estarás seguro. ¡Su fidelidad te protegerá como un escudo!

No tengas miedo a los peligros nocturnos, ni a las flechas lanzadas de día, ni a las plagas que llegan con la oscuridad ni a las que destruyen a pleno sol; pues mil caerán a tu izquierda y diez mil a tu derecha pero a ti nada te pasara, solo lo habrás de presenciar: veras a los malvados recibir su merecido.

Ya que has hecho del Señor tu refugio, del Altísimo tu lugar d protección, no te sobrevendrá ningún mal, ni la enfermedad llegara a tu casa; pues el mandara a que sus ángeles te cuiden por dondequiera que vallas. Te levantarán con sus manos para que no tropieces con piedra alguna.

Yo lo pondré a salvo, fuera del alcance de todos, porque él me ama y me conoce. Cuando me llame le contestaré, ¡yo mismo estaré con el! Lo librare de la angustia y lo colmare de honores; le haré disfrutar de una larga vida: ¡le haré gozar de mi salvación¡

Todas estas promesas son para mi, y son para ti en este día y por el resto de tu vida. Que sean una bendición, y que lleguen a tu corazón como el bello aroma de las flores en la mañana. Dios te bendiga.